El índigena y los congresos Panamericanos
EL INDIGENA Y LOS CONGRESOS PANAMERICANOS 39 nos contentamos con repartir en los altos círculos guber– nativos uná. cantidad de dinero de comisión, que no crea ,en nuestros países la prosperidad real que nos haría a t o – dos honestamente má; ricos de lo que logramos ser a h o– ra deshonestam,ente- Y mientras al gran negocio yanqu i e inglés nos rendimos por comisiones, al mediano nego– cio japonés, itálico o alemán, nos r,endimos por propi– nas. Todos mutuamente nos corrompemos y luego hace– mos una bulla de vituperio para no dejar oír la acusa– ción de nuestra propia concien.cia o de críticos agudos. Los grandes símbolos de la litera tura clásica son de acierto eterno: son los troyanos mismos quienes -hala n adentro de los muros de su ciudad el legendario caba– llo de madera. Sin duda que al fallar su ardid, los grie– gos se habrían retirado al fin del sitio que ejercían; pero , no ~scuchando buen consejo Troya se condenó al pillaje y la muerte. Unidad y Uniformidad Sobr-e la ciudadela de Metz, reconstruída después de la guera de 191 4 por los franceses, los actuales d u e – _ños de Lorena, se ha puesto una divisa que dice: '"Si quieres la paz externa, procura la paz interna"_ Ciert o que la unidad int~rna constituy,e un elemento de robus– tez nacional muy eficaz para alejar designios absorbentes desde afuera. La falta de unidad interna ha perjudic a – do enormemente al Perú y la China ,en su recienté vida
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