El índigena y los congresos Panamericanos
30 DORA MAYER DE ZULEN propagandas que desnaturalizan a la ,estirpe auténtica del país o se insista en hacer cQmpetencia ruinosa a la po– blación que posee la primacía en derecho de nacionali– dad. Por' la falta de voluntad de ceñirse a legítimas con– veniencias nacionales se produce en el Perú la parado– ja de que, siendo éste un país vacío de gent.e y lleno de recursos, los inmigrantes se hagan indeseables por su afluencia a centros impropios para el objeto. Hay que consultar la razón en ambos lados, tanto en el que se re– fiere a un atendible postulado del inmigrante como en el que concierne las garantías de existencia de la pobla– ción fundamental. Pocos son los ciudadanos de cualquier país cju,e se o cupan de la definición de principios justos. Antipatías y simpatías gratuitas o a lo menos nada razonadas, pa– siones surgidas de intereses incontrolados, de pujanzas desconsideradas, de instintos salvajes, hacen imposible una armonización de los varios postulados, casi indecli– nables d~ los hombres que tienen por fo:rzosidad que vivir, desarrollar, progresar y evolucionar. Todos ven nada inás que lo inmediato, una ventaja que asegurar, un estorbo que r,emover, un sitio que conquistar. ¡La guerra, la enemistad, la malquerencia irracional! ¡El mo– nopo lio, la absorción, la irreductibilidad! ¡La imposición, la soberbia, el esclavizamiento, la humillación, la veja– ción, por turnos!
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