El índigena y los congresos Panamericanos
EL INDIGENA Y LOS CONGRESOS PANAMERICANOS 19 dica al indígena el párrafo obligado_el l\!j:anifiesto de A– requipa del 22 de Agosto de 1930, la Carta Fundamen– tal de la Unión Revolucionaria, hoy trocada en P~rtido Fascista. El indígena ,es el soldado de to9-as las guerras civiles y todas las guerras internacionales y ~l brazo con– siderado en todo proyecto de explotación. Los marxis– tas de Haya de la Torre deliran con Robespierre y Dan– tón y la guillotina. Los fascistas no podrán prescindir d~ batallones si lo emprenden con los izquierdistas. El im– perialista yanqui, que explota nuestras materias pr~mas, trata y paga quizá al indígena algo mejor que los suce– sores de Pizarro y los gamonales nativos, y los evangé– licos mision.e~os lo sanean un poco, aunque atizando . o– dios contra la Iglesia Católica y fomentando desapego al centro nacional - pero ¿ qué dicen en último térmi– no los dirigentes diplomáticos y mercantiles en las leja– nas metr.ópolis estadunidenses? ¡ Preparación para la gu,e– rra ! ¡ Paz Armada 1 ¿ Qué dice el Gobierno Nacion;,._l? ¡ Pan Americanismo ! ¡ En Washington la voz, en Lima el eco! Todos ofrecen al indígena lo mismo: un pues_to de servicio en la causa ele ellos - la casaca militar, o el garrote de los motines o la barrena para los taladros mineros. Siste,mas recomendados por Rusia,. por Italia, por Alemania, por Estados Unidos complican la situa– ción local que requiere para solucionarse, no de orga– nizacion.es buenas sino de hombres buenos. Y a muchos habrán comprendido que la Federación y la Descentra– lización fueron teorías que tenían que naufragar en el escollo de la constitución moral de nuestra población irre- •
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