El índigena y los congresos Panamericanos

16 DORA MAYER DE ZULEN entre científicos una cabal ecuanimidad de temperamen– to? La Guerra del 18 79 ha sido una desgracia para el estado político de la América Hispana. Siempre se ha dicho que Chile y el P,erú son dos países que se comple– mentan. Durante cuantos años no se han complementado y finalment,e cuando e,mpiezan de nuevo a hacerlo quedan resquemores de dignidad ofendida o desdenes de la par– te triunfante. Bolivia ha perdido la salida al mar que te– nía, que no le devolverá Chile con sus sentimientos al– terados, ni se lo obs,equiará el Perú porque no hay razón para que lo haga. Al medio siglo después la Guerra Bo– liviano Paraguaya es consecuencia de la Guerra de 1879, y los próximos cincuenta años no prometen paz, porque Bolivia q~iere el mar- El caso de la contienda entre el Perú y Chile· es el caso de todas las contiendas. No se;. produce una guerra sin falta en el tino d.e ambos lados. No termina una gue– rra sin qu.e el vencedor haya ido envanecido mucqo más allá de los objetivos que se propuso al principio, y en los cuales hubo sin duda alguna justificación, porque a Ja guerra no s,e va por menos de un inter~s vital. Es inoficioso predicar la paz cuando los postulados de la conciencia popular no están cumplidos. ¿ Y cuándo están cumplidos en medio de los apasionamientos y las intervenciones incomprensivas? No obstante la deficieñ– te inteligencia de las masas se puede hablar de una con– ciencia popular, porque ,es después de una guerra que un pueblo llega a sentir que otro pueblo lo desprecia, lo

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