El índigena y los congresos Panamericanos
EL INDIGENA Y LOS CONGRESOS PANAMERICANOS 13 de los textos de historia y por ende, de toda literatura pública que circula con la consigna de ocultar la in,evita– ble falacia de los hombres que están a cargo de la Pa– tria. Se debe enseñar a los ciudadanos a mirar la causa patria como algo perfectible y no perfecto. Hay que dis– tinguir ,entre Patria y Causa Patria. La Patria no es obra del hombre; la Patria es un país en que hemos nacido o en que vivimos, y que por~ eso lo amamos y lo con– sideramos nuestro. La Causa Patria la formamos noso– tros con nuestro flaco entendimiento y a veces con nues– tro flaco af,ecto. La Historia es el rela~o del desenvol– vimiento de la Causa Patria, o sea, de la obra humana ¿ y por qué no querer confesar que en ésta haya grandes lagunas y mucho que reprochar como en nosotros mis– mos} La historia del Perú se ha escrito generalmente con pasión; desde el punto de vista partidarista nos hemos / injuriado entre nosotros, y desde el punto de vista pa- triotero hemos injuriado a nu.estro antagonista exterior, sin respeto a la verdad. A Chile lo tratábamos antes co– mo a un Caín y ahora lo tratamos de grande amigo; hemos pasado de un extremo a otro sin dar en el medio justo. En nuestra larga y sonada enemistad con Chile, prianero tuvo la culpa nuestra nación y d ,espués la contra– ria. El Perú poseía Tarapacá, el indiscutido emporio de la riqueza del salitre. Pero un día un chileno, don José Santos Ossa, descubre la existencia de tan codiciado fer– tilizante en la v,ecindad del sitio que hoy ocupa la ciu-
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