Playas de vidas: novelas cortas

XVI faudo en el campo de las cuartillas, sin acusarse por eso· la presencia material del frasco. (Ausencia de narracio- · nes realistas. de relatos al estilo "fotográfico", periodís·- tico"). Sí; Ja anécdota, lo que antiguamente se llamaba -y· era tan buscado--: "el argumento", es hoy el gran pes0; muerto con que tiene que luchar el novelista moderno•. Porque el "argumento" en sí constituye la espesa malla, interpuesta éntre la superficie y el fondo a que qu1ere .y tiene que llegar Ja pupila novelística contemporánea. La.. novela actual no puede ser tan sólo --como lo proponía Stendhal -"un espejo paseado a lo largo de un camino' '. sino más bien .una lupa proyectada, ahincadamente, so-- bre el subsuelo de un recodo del camino; lupa entregada a la morosidad de descubrir lo de inmenso que cabe en nn "diminuto macrocosmos", o, acaso mejor, luz espectral dt' "rayo X" para alumbrar los últimos recovecos de la. profunda mina psíquica. La faena del novelista se presenta hoy un poco como tarea de detective. Sólo que, en lugar de ir del centro ha·· cia la periferia, del meollo del "suceso" hacia la externi· dad del suceso, esa labor detectivesca se proyecta de fue- r" hacia adentro, de la corteza de la anécdota a la medula', en que germinó la anécdota. El psicoanálisis es la sorda linterna que alumbra los pasos del detective literario por entre los penumbrosos corredores subterráneos donde pue--· de ocultarse la verdad intensamente perseguida.

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