La Perricholi, t. 2

86 MARI A J . ALVARADO RIVERA ELVIRA.-Me cuentan que tenéis amores con Mar- garita Mancebo... que vais a casaros con ella. MANUELI,TO.-Pues saben más que yo los que tal afirman ... Jamás. tuve infención de desposarme con Mar• garita. ELVIRA.-:_Pero la visitáis mucho... La galanteáis. MANUELITO.-Galanteos, es una cosa; amor, otra muy distinta. Ser galante con las damas es deber de ca- ballero: con ella, cumplo ese. deber; a tí te . adora mi co- razón. ELVIRA.--Sufro... sufro horriblemente, en una elu- da cruel... ¿Por qué no me dais una prueba de que vues- tro amor es verdadero? l\tfANUELITO.-Todas las pruebas que quieras es- toy dispuesto a darte. ELVIRA.-Sólo quiero una: pedid mi mano a mis padres. MANUELITO.-En cuanto mi madre me dé su consentimiento, lo haré, ángel querido. Déjame besar tu fren~e para sellar esta promesa. ELVIRA.-Te creo, Manuel. No puedes ser un m• fame que me engañes. (BESOS J. ELVIRA (Suspiro tiernos. - Quedamente).-¡ Ma- nuel!. .. ¡Mi Manuel! (Transición). ¡No, no, no! ¡Por Dios!. .. MANUELITO (Ardiente).-¡ Te adoro! ¡Daría la vida por tenerte en mis brazos! ELVIRA.-¡ Idos: .. idos, por Dios! Mi madre ha en- cendido la vela. ' MANUELITO.-Hasta mañana... Piensa que te idolatro. No me olvides. <SUAVE RUIDO DE LA VENTANA QUE SE CIERRA.-PASOSJ. T AGLE.-Y dijiste que no tardarías. MANUELITO.-Traigo un volcán en el pecho.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx