La Perricholi, t. 2

84 . .. M A B I A J . ALVARADO RIVERA .. JORNADA VEINTIUNA LOCUTOR: ¡Soledad!... ¡Silencio!... El negro manto de la noche es roto a trechos por la débil luz de los faroles, que man· clara colocar en las puertas de las casas, el Virrey don Manuel Amat y Junient, inaugurando el alumbrado pú- blico en Lima en 1776. Arriba, fulguran millones de estrellas en el éter in- finito ... . ~.bajo, l~s aguas del río Rímac murmuran s? eterna canc10n. Pasos ágiles y fuertes, como marcados por nervios de mozos vigorosos, ill¡terrumpen el silencio nocturno, y el sonido de las espadas, pendientes del cinto, indica que son caballeros los noctámbulos. Un balcón cerrado por discreta celosía. Una venta- na, por cuya reja trepa el ñorbo de penetrante perfume, y en cuyo alféizar se yerguen de sus macetas, lozanos ta- llos. ostentando rojos claveles y blancos alhelíes. Soledad... Silencio... :Misterio... Dulce reclamo de amor. MANUELITO.-(Canta). Cuerpo bello, alma divina, qué de fatigas me cuestas; despierta si estás dormida, y alivia, por Dios mis penas. Mira que si no fallezco, ·la pena negra 111e acaba tan sólo con verte ahora, mis penas se aliviarán. ¡Ay, ay, qué fatigas! ¡Ay, ay, que expiro! ¡Ay! ¡_Ay, ay, aue ya expiro! ¡Ay! (1). <SUAVES GOLPECITOS EN LA VENTANA). ( 1) Serenata del Siglo XVII. ·

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx