La Perricholi, t. 2

92 . MARIA ·1. ÁLVARAl>O MARGARITA.--¿ Yo? TAGLE.-Vos. TAGLE.-Bailando conmigo esta gavota. MARGARITA.-No... gracias... No bailo ahora. TAGLE.-Estáis agitada... os tiembla el brazo. MARGARITA.-No... no tengo nada. T AGLE.-'Í'al vez o~ disgusta mi atrevimiento. MARGARITA.-No digáis eso ... Sois muy fino. T AGLE.-Se os van los ojos a otro lado ... No os dig- náis fijarlos en mí. , MARGARITA.-Es que me parecía que Elvirita ~ Armaza, me hacía señas. T AGLE.-¿ Elvirita o Manuelito? MARGARITA.-¡ Oh! ¿Qué pensáis? TAGLE.-¡ Nada! No os ruboricéis ... Pero, mirad· me un instante .•. ¿Queréis hippotizar a Manuelito? MARGARITA.-¿ Hipnotizarlo yo?... Si él está hip- notizado ya. ¿No veis como mira a Elvirita? * * * MANUELITO.-Vuestros ojos son brujos ... embria- gan... hechizan. ELVIRA.-Lo mismo habréis dicho a Margarita. MANUELITO.-No, os lo juro... · A ninguna en- cuentro tan linda como a vos ... y a ninguna le hablé así. ELVIRA.-Empero, parece que Margarita tuviera derechos sobre vos ... No ha consentido que vayáis a en- señarme el vals a mi casa. MANUELITO.-Pero yo iré s1 vos mandáis ... *- * * T AGLE.-Aunque acabo de conoceros, me inspi· ráis la más viva estimación, y no quisiera veros sufrir un desengaño.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx