La Perricholi, t. 2

L A PERR!CHOLI ái MARGARITA.-Ved que estáis comprometido con· migo ... Y no os doy perrniso hasta que no cumpláis. MANUELITO.-Cumpliré con las dos. ELVIRA.-¿ Cuándo iréis a mi casa? ¿Mañana? MARGARITA.-Mañana le tenemos preso aquL Se lo oí a mi madre. _ · · · MANUELITO.-De tan amables carceleras, no hui- ré. Entonces será pasado rr:iañana que comencemos. El- virita. MARGARITA.-Pero, ¡qué desmemoriado sois!¿ No recordáis que pasado mañana es el santo de mi padre, y que no perdonará nuestra ausencia? ELVIRA.-Que sea el lunes, pues. MANUELITO.-Por mi parte, si no hay inconve- iente iré el lunes. MARGARITA.-Escuchad; mejor ~es que aprendas aquí, Elvira, porque a mí también tiene que ehseñarme otro baile. MANUELITO.-Vosotras mandáis. ¿ Elvirita, me concede la honra ele bailar conmigo esta gavota? ELVIRA.-Con mucho gusto. MANUELITO.-l\1e • siento feliz de ser vuestro maestro de baile. ELVIRA (Ingenua).-Porque, ¿os gusta mucho el baile? MANUELITO.-Me agrada el baile; pero lo que me hace feliz es ser vuestro maestro, maestro de tan be- lla sílf idé. * * * MARGARITA.-La ha sacado a ella. Y me deja a mí ... después de lo que me ha dicho. TAGLE.-¿ Solita?... ¿Sin galán y tan hechicera?... .. l\!IARGARIT A-~-_¡ Ah! . Señor Tagle. T AGLE.-¿ Queréis hacerme el más feliz de los mortales?'

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