La Perricholi, t. 2

L A P E R R I C~ H O L I 73 DOÑA MAR,,IA.-¡ Qué rico parece estar! ENCARNACION.-También hay tortillas ·de seso; fritada; papas a la huancaína, . y dos picante de eso que hacen onde doña Micaela. DOÑA MARIA.-Ahora si me voy tranquila; te has portado bien, negra. ENCARNACION.-¿ Y como no iba a sé así, mi amita, si pa servila soy su esclava, y ande más, es el san- to de mi niña Malgarita? DOÑA MARIA.-Quince años ... Presto se casará, Encarnación, y nos dejará. ENCARNACION.-No, mi ama, ¿y pa qué se va a casá tan presto? DOÑA MARIA.-Es el destino de la mujer, negra, y cuanto más presto lo cumpla, mejor. .. Una ni'ña en la casa es una gran pesadilla... El diablo no se duerrne. ENCARNACION.-Verdad, mi ama: Mandinga siempre anda buscando maldade que hacé. DOÑA MARIA.-Bueno, negra, cuando nos sente- mos a la· mesa, tú vas mandando las fuentes bien arre· gladitas. ENCARNACION.-Sí, mi ama, too tá como pa me- sas de reyes, que pa mí, mi ama es mi reii:ia. <PASOS DE DO:AJl MARIA). DOÑA MARIA.-¡ Qué alhaja es esta negra! Si no fuera por ella me vería en mortales ahogos para cada santo... Creo que los amigos quedarán contentos, y las amigas no tendrán que cortarme. (Abre una puerta). Niña, tqué haces con el cofre? ¿Lo has abierto? MARGARITA.-No, mamita, aunque -ardo en de- seos de ver el regalo. DOÑA MARIA.-Eso no es propio de una niña .su- misa y bien criada... No debías ni haberlo tocado ... · Yo a tu edad, cuando ine mandaban un obsequio, ni por afue"'"' ra lo miraba, hasta que mi santa madre, que en el delo esté, no me llamaba y me lo mostraba. -

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx