La Perricholi, t. 2

MARI A J. ALVARADó RIVERA ALGUACIL:-¡ Abajo las espadas, en no.mbre d/el Rey! UNA VOZ.-Seí)or alguacil, me querello contra es- tos señores, este más mozo y .el otro de bigotes : han roto el servicio y promovido escándalo en mi casa, dañando la buena reputación de que goza. l\1e querello por daños y perJUlClOS. ALGUACIL.-A la cárcel con ellos. CAPITAN BAUSA.-El mozo no tiene culpa. Fué el señor quien lo provocó. . . DESCONOCIDO.-No, él me insultó primero. To- do el mundo es testigo. ALGUACIL.-Ya se verá en el proceso quien es el culpable. Seguid. CAPITAN BAUSA.-Señor alguacil, soy capitán · de los ejércitos reales, y salgo de fiador de don Manuel Amat. ·ALGUACIL.-.Al señ-or regidor hablad. Yo cum- plo ahora con mi deber. En niarcha. CAPITAN BAUSA.-Tranquilizaos, don Manuel. Yo haré diligencias para que os pongan en libertad hoy mismo. * * * LOCUTOR: Y al caer_la noche, en el calabozo ·en que había sido encerrado, se presentó un corchete y ordenó a Manueli- to, imperatiyamente. CORCHETE.-Seguidme. MANUELITO.-¿A dónde me lleváis? - CORCHETE.-Ya lo veréis. MANUELITO.-Guiad. (PASOS. - CERROJOS~ - CADENAS>. MANUELITO.-No entiendo esta maraña". CORCHETE.-Subid a la carroza. ·,

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