La Perricholi, t. 2

MAR i A J . ALVARADO R "I V E R A CAPITAN BAUSA.-Presto lo que heniqs pedido, y el apetito dirá después. MANUELITO.-Las bodas de Camacho. CAPITAN BAUSA.-¡ Bravo! ¿Leisteis don Qui· jote? MANUELITO.-Mi rnaestro me atormentó un año con su locura. (Sirve vino). Bebed. CAPITAN BAUSA.--Porque os cas.éis con la más linda y Yirtuosa limeña. MANUELITO.-Gracias ... Yo brindo porque ten- gáis trescientos nietos que os alegren. CAPITAN BAUSA.-¡ Ah! Bur ón. MANUELITO.-No es burla, os lo deseo de cora- zón. Tamb.ién más tarde los desearé para mí. .. Pero mu- cho más tarde ... primero ) / linda esposa. CAPITAN BAUSA.-¿ Qué os parece la sopa? MANUELITO.-Está como para resucitar a los muertos. CAPITAN BAUSA.-¿ Y el vino? MANUELITO.-¡ Un licor de los dioses! CAPITAN BAUSA.-No os quedáis corto. l\1ANUELITO.-Menos de lo que merece esta su- culenta comida. En ~spaña se come bien. · CAPITAN BAUSA.-Cuando se tiene la escarcela Uena de ducados; empero, cuando apenas se encuentran unos maravedices en el fondo, hay que contentarse con pan duro y agua. MANUELITO.-Observad a ese hombre de la iz~ quierda; qué fea catadura tiene. CAPITAN BAUSA.-No lo miréis tanto, que por menos puede retaros a duelo. La mujer que lo acompa· ña es una Magdalena no arrepentida. DESCONOCIDO.-Eh, mozo, a servir presto. MOZO.-Al momento, señor. · DESCONOCIDO.-Jamón, queso, jigote, chanfai- na. ¿Estás conforme, Clara?

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