La Perricholi, t. 2

58 MARI A J . ALVARADO RIVERA LOCUTOR: En el hospedaje de lVIanuel, el capitán Bausá escu- cha con sonrisa enigmática la relación del joven. MANUELITO.-¿ Qué os parece esa amabilidad de invitarme a ir a la casa? CAPITAN BAUSA.-Milagrosa... Milagrosa. MANUELITO.-Verdad: un cambio inexplicable, milagroso, como decís. · CAPITAN BAUSA.-Cada una de las grandes ca- sas de la nobleza encierra misterios, a veces terribles. MANUELITO.-¿ Qué queréis decir? · CAPITAN BAUSA.-Hablo en general, de todas las nobles farnilias: por asegurar la herencia y aume_ntar el patrimonio, no reparan en los medios que las lleven al logro de sus ambicion"es. MANUELITO.--El casamiento de mi padre ha si- do obra de la familia~ más que de su voluntad, ¿verdad? CAPITAN BAUSA.-Eso lo comenta todo Barce- lona. Don Manuel Amat tiene una gran riqueza, y era preciso asegurarla. . MANUELITO.-La viuda será la única heredera. CAPITAN BAUSA.-Indudablemente que así está establecido en el testamento que le habrán hecho firmar. :'1ANUELITO.-Pero yo no . he venido por la he· renc1a. CAPITAN BAUSA.-Basta que os vean para que se turben sus conciencias. y se llenen de temores. MANUELITO.-¿ Qué me aconsejáis? CAPITAN BAUSA.-Mucha prudencia. MANUELITO.-La tendré... Vamos a la posada, ahora, si gustáis. CAPITAN BAUSA.-Vamos... Se echará una ca- nita al aire. ,.. . .. ~ -~ f~~ . • ..•

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