La Perricholi, t. 2

L A PERRICHOLI 55 ISABEL.-¿ No conte.stáis? MANUELITO.-Señora... en verdad... que estoy asombrado. ISABEL.-¿ Os habrán dicho que soy una hiena, que tengo preso a mi esposo? MANUELITO.-Vos mandáis en vuestra casa ... ; empero es verdad que mi padre está muy aislado. ISABEL.-¿ Y qué relaciones queréis que tenga un hombre a su edad? ... Venid mañana... Ahora es en con- tra de mi decoro· que estéis en mi casa. MANUELITO.-Perdonad ... Ve11dré mañana. Gra- cias por vuestra amabilidad ... A vuestros pies, señora. <PASOS DE MANUELITO. - SUAVE RUIDO DE LA PUERTA>. ISABEL (Con voz contenida).-Verónica... Veróni· ca... No contesta... Verónica: .. Verónica ... No está en su cuarto... La puerta está abierta... el candelabro encen- dido ... ¿Qué significa esto?... El vargueño abierto... la ro- pa en desorden... ¡Ah!, lo comprendo todo. Ha visto que me he dado cuenta de la introducción del descono- cido y ha huído... Llamaré a Domingo. ¡Que me vea yo en estos trances ! · (Pasos). La puerta del cuarto de Do- mingo, también abierta. * * * VERONICA (Angustiada).-¡ Domingo, la· señora lo ha descubierto todo! Escóndeme en tu cuarto, hasta que pueda salir de la casa y huir lejos de la cólera de la señora. DOMINGO.-¡ Eres una insensata! ¡No quiero com- prometerme por tí!... Yo no apaño tapujos. VERONICA.-¡ Ojalá fueran mis tapujos no más! DOMINGO.-¿ Pues qué más es? VERONICA.-Que el caballero no vino por mí, si· no por ver ~ don Manuel, y yo le dejé pasar a la alcoba, y la señora lo ha descubierto todo, y andará buscándome en este momento...

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