La Perricholi, t. 2

52 MAR t Á J . ALVARÁDÓ ItlVERÁ MANUELITO.-Un hijo no tiene nada que perdo- nar a su padre. AMAT.-Viejo... enfermo, no valía por mí... Ellos lo arreglaron todo... ¿Comprendes? MANUELITO.-¿ Os referís a vuestro matrimonio? AMAT.-A este matrimonio de.sgraciado... sí. .. fué arreglado por la familia ... Por la herencia... para que re- cayese en la sobrina Isabel. MANUELITO._.:_-Aquí estáis como en una pns10n. No os dejan ver de nadie ... Para llegar a vos he tenido que apelar a una estratagema. AMAT .-Sí. .. sí. .. a nadie veo... en una prisión... así estoy, en una prisión. * * * LOCUTOR: En su rico · 1echo de cedro, artísticamente decorado con incrustaciones de nácar y oro, doña Isabel Rocaber- . ti, la sobrina y esposa de Amat, se agita nerviosa, sin poder concebir el sueño. ISABEL.-lVIe vestiré.. : saldré un rato a la galería, y el aire refrescará mi cabeza, que arde ... ¡Tanto... tanto que tarda mi libertad! ¡Y yo agonizo de celos y de te• rror de perder al dueño de mi corazón! <PASOS LENTOS DE ISABEL). ISABEL.-No es pecado, no... No es que yo le . de- see la muerte, sino que ella tiene que llegar, por sus mu- chos años y enfermedades ... Y cuanto más pronto llegue, sufrirá menos ... Un hombre de tanta edad ¿para qué quie- re ya la vida?... En la senectud, sin valer por sí, eterna- mente atado al sillón, por la gota dolorosa... La muerte es mejor para él... sería el término de sus dolores ... ¿ Dor- mirá ahora o estará despierto?... Me acercaré a su aleo· ba... ¿Qué?... Me parece haber oído voces ... Sí... Hay un hombre en la alcoba. Habla con don Manuel... No pue-

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