La Perricholi, t. 2

~ ; . ·LA SEGUNDA PARTE ,- UN PROCESO EVOCADOR . \ Después de repetidas peregrinaciones, tuve en mis manos el afanosariiente buscado legajo, de ·amarillentas hojas, s~tura­ do d~ aroma de antigüedad, por ciento cuarenta años -~e perma- nencia en centenarios archivos. Con honda emoción intraducible, leí de prisa algunos pa- , ' ' sajes. Luego, profunda reflexión embargó mr men_te. Ser.es plenos de vida, de salud, inteligencia y actividades, habían actuado en ese proceso, exaltados por las pasiones im:- - • . . ¡ petuosas, desbordadas, en lucha tremenda por conquistar kx FELICIDAD. • l Se extinguió la vida en ellos con sus múltiples expresio- nes: amores, 9dios, ambiciones, p-y.gna incesante p~r rt1alid~~es o fantasmas... Sus cuerpos en la transformación eterna .de la ' ' - 1 materia, quec;Iaron reducidos . a polvo y descarnados . esqµe~~~ tos, que también serán pul'verizados. Pero surgen otras g~I'l;e­ raciones, que e!]. ~l ciclo de sus activ_idades intelectuales, se in- teresan po~ ias an t~riores: hurgan en las páginas ignoradas de la historia, y las reencaril_Qn, como representaciones del proce- so psicológico-social de los diversos grupos humanos, desde los reducidos del hogar, ·hasta las enormes multitudes que impul'san los destinos de las naciones, de la humanidad.

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