La Perricholi, t. 2

42 MARI A J . ALVARADO RIVERA MANUELITO.~Necesito entrar esta noche a la ca· sa, por aquella puertecita, y no te pesará; esta bolsa será .tuya (sonido de monedas). En cambio, si te niegas a ha- cerme entrar, mañana doña Isabel sabrá qué visitas reci- be su doncella favorita, de 10 ele la noche a 4 de la ma- 1 drugada. VERONICA.-Pero yo... no puedo dejaros entrar sin conocer vuestras intenciones. MANUELITO..-Te las diré esta n oche... Creo que no te~go cara de ladrón ni de asesino, ¿verdad? VERONICA.-No... no ... eso no... ; empero ... MANUELITO. .-Deja a un lado los escrúpulos, que no están bien en una moza de tan buen palmito, y toma por adelantado. <SONIDO DE -MONEDAS>. · VERONICA (Zalamera).-¡ Vaya, pues, una no puede negaros nada! . Sois imperativo como un príncipe. MANUELITO.-En cuanto pase la primera ronda, araña:r;é la p.uertecita así, corno gato... VERONICA.-Vaya, pue.s , si os empeñáis. · MANUELITO.-Me empeño y no te pesará. <PASOS DE MANUEL). CAPITAN BAUSA.-Y ¿qué tal la zorra? ¿Os cos... tó trabajo conveQcerla? MANUELITO.-No mucho: el secreto que me ha- béis hecho conocer de sus visitas nocturnas , y la bolsa que le mostré, eran argumentos para amansar a una leo- na. CAPITAN BAUSA.-De manera que ¿esta noche? lVIANUELITO.-Esta noche, a las nueve. LOCUTOR: Verónica toma precauc10nes.

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