La Perricholi, t. 2

36 MAR I A 1 • A L V Á R A D o B i V ~ R A # .i,tti ·riibur•~:$~líf$!J .. f 1\:fICAE:LA.-¿ Siempre . llorando, mamita? Vamos, no séais cobarde... Consolaos... Ved: llegó carta de él. DOÑA TERESA.-¿Carta de Manuelito? ·MONICA.-¡Ay!... ¿Carta del angelito? ¿Qué dice?. MICAELA.-Escuchad, dice así: Estoy bien de sa-:- lud, madre;~ empero, muy afligido por vuestra ausencia, y pensando en la pobre abuelita. Cómo extrañará a su · Nolit-o... Perdonadme, madre mía, las faltas que he co- metido por la poca reflexión de mi corta edad, y dejad· me regresar a vuestro lado. DOÑA TERESA.-¡ 1íi querubín!... ¡Perdónalo, Mi- . quita, que vuelva ya! MONICA.-Sí, mi amita: todo está triste sin él aquí. MICAELA.-No, todavía no debe regresar; sería demasiado pronto... Ya que hemos realizado el sacrifi- cio, que sea con provecho. DOÑA TERESA.-Eres demasiado rigurosa, hija. ºDios mismo nos aconseja y enseña la misericordia... Y a los malos fué a los que tuvo siempre más cerca. MICAELA.-No me hagáis sufrir más, madre. * * * LOCUTOR: En el Viejo Mundo, en la madre España; en la con... dal ciudad de ·Barcelona, ante un magnífico palacio, nues- tro paisano el joven Manuel Amat y Villegas. (SUENA EL ALDABON). DOMINGO.-¿ Quién va? MANUELITO.-No me conocéi's; .soy extranjero. DOMINGO.-¿ Y qué queréis? MANUELITO.-_Ver a don Manuel Amat y Juniet. DOMINGO.-¿ Quién sois? MANUELITO.-Bajad y os lo diré. /

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