La Perricholi, t. 2

t. - J\.tvAilAbó RIVERA UNA VOZ.-,Paracas, mi Capitán. ~ANUELITO.-¡Ah! ¿Llegamos ya? Voy a ver en• 1 trar. él barco en la bahía. CAPITAN.-¿ Tenéis muchos deseos de desembar- . car? MANUELITO.-Me ha gustado la navegación; em• pero, si estamos ya en Paracas, también me agrada ir a conocer la J:¡acienda de_l compadre de mi abuelita. -CAPrt;AN.-¿ D.e manera que- no· quisieráis seguir un viaj,e.eito más allá? -MÁNUELITO.-¿ Por qué me lo preguntáis? MARINERO.- . (Canta): No llores, madre querida, no llores ya ·más por mí, que las penas que te dí han reformado mi vida. Que las penas que te dí han reformaqo n;ii vida. MANUELI TO (A ngustiado).--Capitán, el galeón no se ~cerca a la co.s.ta, por el contrario, se aleja ahora. . CAPITAN. -Sí, am igo. 11ANUELITO.-Pero yo tengo que desembarcar en · Paracas, ·¿cómo ·es que no entra al puerto? ¿Vais a re_, gresar después? CAPITAN.-No, amigo, vamos a seguir. MANUELITO.-No me ~xplico esto... ¿Cómo va- mos .a seguir? ¿No os dijo mi madre que yo desembar- '.caría en Paracas? · · . CAPrJ:'AN.-No; amigo, no hemo.s tratado eso. MANUELITO.-¿ No? Me confundís... explicadme este mistério. CAPITAN.-No hay misterio., amigo, sino sencilla- mente que seguiremos, en mi barco, viaje a España. MANUELITO.-Pero... ¿Sin que yo lo haya sabido? ¿Es mi madre quien lo ha dispuesto así?

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx