La Perricholi, t. 2

30 MAR 1 A J . - - ALVARADO RIVERA MICAELA.-Pero, ¿el que vos intervengáis?... CAPITAN.-Nada... U nos vasos rotos. MICAELA.-¿ Unos vasos rotos? CAPITAN.-Ya veis ¡poca cosa! 1V1 I CAELA.-¿ Nada más? CAPITAN.-Nada... nada... o casi nada ... una esto- cada...· MICAELA.--¿ Una estocada? ¡Oh, decid sin preám· bulos! ¡:Me estáis asesinando! Hablad... ¿Qué ha hecho Manuel? CAPITAN.-Pues nada más: un poco de vino subido a la cabeza... una trifulca con los amigos ... un pelear por las chinas... y las consecuencias: vasos rotos y una esto· cada. MICAELA.-¿A quién? CAPITAN.-A Simón Arzola. MICAELA.-¿ Cuándo fué el hecho? CAPITAN.-Anoche. MICAELA.-¿ Dónde? CAPITAN.-Donde la china Encarnación... MICAELA.-¡ Dios, mi niño en esa cas.a ! Y la esto-: cada, ¿es de gravedad? CAPITAN .-¡ No!. .. ¡Qué va a ser de gravedad! U na punzada en el ojo. MICAELA.-¿ En el ojo? .Eso es muy grave, Capitán. CAPITAN.-¡ Qué va a ser! Dentro de cuatro días lo tendrá seco y nada más. MICAELA.-¡ Dios mío! ¿Qué hacer ahora? CAPITAN.-Nada... No os angustiéis ... Ya todo está arreglado... Tratándose de vuestro hijo, y del nom- bre que lleva, yo no quise intervenir como justicia, sino como vuestro amigo. MICAELA.-¿ Cómo arreglasteis? CAPITAN.-,En primer lugar, mandé a Manuelito a su casa, con orden de no salir en ocho dfas. Esto fué hoy a las tres de la 11).adrugada. MICAELA.-Otra escapada.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx