La Perricholi, t. 2

. L A 27 TRINI.-Porque me inquieta a mi Carmencita.·.. no me la deja... MICAELA.-Vos sois, entonces, quien debéis amo- nestar a vuestra hija, para que se porte con recato. TRINI.-Es que el niño :Manuelito no me la <.leja un momento en paz... La persigue a sol y sombra... MICAELA.-A los hijos hombres no se les puede tener atados a la cintura, ni mandarlos con amas a la ca- lle... Manuelito está en edad de salir ya solo, y yo no pue- do vigilar sus actos. TRINI.-Se ocupa sólo de arrastrarle el ala a mi Carmen. MICAELA.-Vos sí podéis tener a vuestra hija en la casa y 'no permitirle salir sola. A una mujer hay que criarla así. TRINI.-Bien quisiera tenerla como a una niña ri- ca; pero soy probe y tengo que mandarla algunas veces, porque yo sola no lo puedo hacer todo. MICAELA.-Entonces, si no podéis criar a vuestra hija recabada en la casa, y ella escucha lo que no debe ¿qué queréis que haga yo? TRINI.-Si vos aconsejarais al niño Manuelito... MICAELA (Impaciente).-Oid, ña Trini: a· mí na• qie viene a ordenarme qué debo aconsejar a mi hijo . . Me basto yo para enseñarle. · .·TRINI.-Yo no os ordeno. Soy madre también, doña Micaela'., y cuido la suerte de mi hija. MICAELA.-Guardadla mejor. TRINI.-Es que no es sólo en la calle, doña Mi- caela. MICAELA.-¿ Cómo no es sólo en la calle? ¿Qué queréis decir? TRINI.-Es lo más grave. MICAELA.-P.ero, qué ... TRINI.-Ayer en la noche, el nmo Manuelito saltó la tapia de la huerta, y la ventana del cuarto de mi hija, que como hace tanto calor, había dejado abierta...

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