La Perricholi, t. 2

L A PERRICHOLI Tu talle, tu aseo, tu gala y donaire, no tienen, serrana, igual en el valle, del cielo son ellos y tú un serafín; muérome de amores desde que te ví. De amores me muero, sin que nada baste a darme la vida, si ya no te dueles, benigna de mí... ¡Qué muero de amores desde que te ví !... ( 1) 23 MICAELA (Melancólica).-Todo el pasado desfi- la ante mis ojos. VOZ DEL .VIRREY.-lVIicaela, os amo. El fuego que habéis encendido en mi corazón no se apagará ya mientras viva. No temáis la afrenta. Y o os elevaré so- bre todas las damas del Perú. , ALCALDE.-¿ Qué pensáis, doña Micaela? MICAELA (Como quien vuelve de un sueño).- ¿ Ah? ¿Qué? ¿Decíais? ALCALDE.-Ya... ya sé... recuerdos... recuerd.os. .. J . . ' ¡ a, Ja, Jª. UNA VOZ LEJANA.-¡Canela fina! OTRA VOZ LEJANA.-¡Panal de miel! MICAELA.-Sí, recuerdos ... recuerdos de una JU- ventud triunfante y pecadora. ALCALDE.-Doña Micaela se ha puesto triste. Echarri, venid a darle alegría. MANUELITO.-Que cante en penitencia. (1) Meléndez Valés.

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