La Perricholi, t. 2

LA º PERRICHOLI 21 LOCUTOR: Terminadas las fórmulas judiciales, comienza el al--' muerzo, festejando la posesión legal y realenga de la his- tórica casa, con sus anexos, la huerta, el solar y el moli- no, que acababa de realizarse por orden de Amat. 1 <MURMULLOS. - SONIDO DE CUBIERTOS. SONIDO DE PORCELANAS. - GUITARRAS). MARQUEZ.-Y ¿qué tal te va, Manuelito, con el latín y la gaya ciencia? MANU~LITO (18 años. - Vano, impertinente).- Digo que el latín sólo es bueno para los frailes, y la gaya ciencia· para los doctores; como yo no aspiro a ninguna de las dos carreras, mando los estudios al dia... MICAELA.-¡ Manuelito ! MANUELITO.-La verdad, madre. ¿Por qué voy a ser hipócrita? ¿No aconseja la moral decir la verdad? Pues la verdad es esta... MARQUEZ.-¡ Bravo, mozo! MANUELITO (Elevando la voz).-Dejadme ter- minar. Mi verdad es esta: no nací para santo ni para sa- bio. MARQUEZ.-Quien lo hereda, no lo hurta. CBISASJ. ·MICAELA (Aparte).-Modérate, niño. ALCALDE.-Dejad, doña l\tficaela, que dé al mun- do lo que es suyo. DOÑA TERESA.-Es disforzado, no más; . pero bueno como el pan. MANUELITO.--No me gusta la comparación, abuelita. VOZ FEMENINA (Aparte).-Liso como la ma- dre, y calavera como el padre. MICAELA.-Pasemos a la sala. MANUELITO.-¿ Otro vaso de vino, señor Alcal· de? ALCALDE (Muy alegre y con pronunciación ya di-

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