La Perricholi, t. 2

234 M A R 1 A J . A L V A R A. D O R 1 V E R A rrey, que por principios morales, al regresar Amat a Es- paña, llevó vida intachable, y casó con el navarro don Vi~ cente Fermín de Echarri. De las leyendas sobre las audacias de la famosa ac~ triz; de la tiranía amorosa a que sometiera a su ilustre amante el Virrey Amat; de sus altivos gestos enfrentán· <lose a la nobleza, yo deduzco algo más que. el envaneci... miento · de la artista engreída por los aplausos, y que las exigencias de la amante endiosada: deduzco el tipo en gestación de la naciente nacionalidad peruafl:a, que pro- testaba ya de la inferioridad social a que eran relegados ros criollos, y de la preeminencia de 1a raza dominadora. De aquí la imposición que hizo al Virrey de concu- rrir a la Alameda de los Descalzos, el día de la fiesta de la Porciúncula, en carroza· tirada por cuatro mulas, co- mo sólo podían usarlas los grandes de Castilla, y el ges- to de donarla inmediatamente de estrenada, a la parro· quia de San Lázaro para que fuera conducido en ella el Viático. - No fué, pues, la posesión material de la carroza lo que ambicionó; no la vanidad frívola de lucir fastuosa, sino que quiso imperativamente destruir un privilegio e imponer la igualdad. Quizá no llegó a formular en su mente estos concep- tos; pero se gestaban ya en su subconciencia los anhelos democráticos, que había de convertir en principios bás1- cos de la nacionalidad peruana, en un futuro próximo, la constitución republicana. FIN ........... · Magdalena del Mar, viernes 26 de noviembre de 1937.

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