La Perricholi, t. 2

L A PERRICHOLI 233 ESCRIBANO.-¡ Ja, ja, ja! ¡Qué doña Micáela! Siempre con su carácter. Ya estoy listo. MICAELA.-Escribid, pues, y preguntadme. * * * LOCUTOR: El testamento de Micaela Villegas "fecho en Lima y marzo veinte de mil ochocientos diez y nueve", fué le- galizado por el escribano real don José An toni o de Co- bián, siendo testigos el doctor don Antonio Bedoya, abo· gado de la Real Audiencia, y ex-Decano del Ilustre Co- legio de Abogados de Lima; don Domingo Villegas, pres- bítero, maestro del Real Seminario ele Santo Toribio; y don Felipe Estenós, quien fué años después Secretario del Libertador don Simón Bolívar, y tuvo distinguida actuación en los comienzos de la República. · En su testani.ento se declara natural de Lima, no de Huánuco, como pretenden algunos, reconoce por hijo na- tural a don Manuel Amat y Villegas y lo instituye su he- redero universal; dispone que sus funerales sean modes- tos; hace legados a sú hermano José Félix Villegas, y a su nieta Tomasita, y ordena que se reparta una aprecia- ble suma entre las mujeres pobres, a quienes ayudaba du- rante su vida. Murió doña Micaela Villegas el 16 de mayo de 1819, a la edad de setenta y un años. Su sepelio se realizó sin pompa, según había dispuesto, pero tuvo un acompaña· miento numeroso. en el que se mezclaban las gentes me- . nesterosas, cuyo infortunio alivió generosamente, con los orgullosos nobles que cultivaron su amistad y admiraron siempre su inimitable gracejo y agudeza. Si en su juventud, Micaela fué objeto de la severa censura de la aristocracia española, promovida más por celos de su belleza y gracia, y de su dominio sobre el Vi-

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