La Perricholi, t. 2

i. A PERRICHOÍ. 227 LOCUTOR: En la casa de pobres del Señor de la Misericordia, si- tuada e~ la calle de los Naranjos, una mujer con hábito del Carmen pasea por el jardín con aire melancólico. La voz de una esclava lá arranca de su abstracción. ESCLAVA.-Mi amita, un señó pregunta por su Mercé. MARIANITA.-¿ Dijo su nombre? ESCLAVA.-Creo que dijo Tegle... Tigle... no sé como, mi amita. MARIANITA (Benévola).-Tagle te habrá dicho, Simona. ESCLAVA.-Eso mesmo, mi ami ta. MARIANITA.-Hazle pasar al locutorio. ESCLAVA.-Al g_t:'elo, mi niña. <CABRERA DE LA NEGRA.. - PASOS DE MARIANITA>. MARIANITA (Aparte).-Tagle ... Fué buen ami- go... Barba también fué noble conmigo. (Abre una puer• ta). Ave María Purísima. T AGLE.--Dios os ·guarde, Marianita. MARIANITA.-Que El sea con vos, señor Tagle. ¿Cómo os habéis acordado de mí? TAGLE.-Vuestro recuerdo me acompaña siempre, Marianita. Siempre. MARIANITA.-Veo que sois un fiel amigo. TAGLE.--Vos merecéis esa amistad leal, Mariani- ta. Pero decidme: ¿cómo vivís? ¿ Sie~pre triste? MARIANITA.-Ya sabéis que mi pasado no me ha dejado sino recuerdos de tristeza y amargura. T A.GLE.-La niña ... es lo que más os preocupa y en-· tristece. ¿Verdad? MARIANITA.-Sí, temo que llegue el día en que me pregunte por su padre, y ya sabéis que no quiero que se· pa qmen es. TAGLE.-Pienso siempre en vuestro dolor de tener una hija sin padre.

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