La Perricholi, t. 2

226 MA R I Á J . Á. L V A R A D o R 1 'V E R A to... Mis _querubines. Dejadlos. Seguid vosotros vuestro paseo. MARGARITA.-¡ Vaya pues! Si no os molestan los dejo; ·pero avisadme si se portan mal para darles una penitencia. lVIANUELITO.-¿ Entendéis? Una penitencia os dará mama Margarita si molestáis a la abuelita Micaela. MARGARITA.-·Vamos, Manuel. <PASOS). MANUELITO.-¿ Qué te parece mi madre? MARGARITA.-Creo que está mejor y que aún nos acompañará muchos años. MANUELITO.-No me hago ilusiones: desde la muerte de Echarri ha decaído mucho. MARGARITA.,-Sí, recuerdo su dolor tan grande que la embargaba por completo, no dejándole füerzas ni para llorar. l\IIANUELITO.-¡ Pobre madre! (SE ESCUCHA A"i.O LEJOS CARRERAS Y GRITOS DE NIÑOS). l .. * * * [ .. · ... ·· ·TOMASITA.-¡ Padre... padre, venid!. .. ¡No sé que le ha dado a la abuelita! NIÑOS.-¡ Padre, venid! lVIANUELITO (Pasos precipitados).-¿ Qué tiene mi madre?... Madre, ¿qué sentís? MARGARITA.-Doña Micaela, ¿estáis mal? . MICAELA.-No os asustéis ... No es nada. l\1ANUELITO.-¿ Os duele la cabeza? MICAELA.-No tengo sino un poco de cansancio... Llevádme a mi cuarto. MARGARITA (Aparte).-Manuel, domínate; que no conozca nuestra angustia. * * *

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