La Perricholi, t. 2

224 M A R I A J . A L V A R A D O - R I V E R A to caballero... Yo también he sido su víctima... Perdóna- lo como lo he perdonado yo, y perdóname por nuestro común dolor! MARIANITA (Enternecida).-¡ Juana, yo te quería como a una hermana, y a tu lado hallaba consuelo! JUANA.-¿ Y yo? Estaba encantada contigo. Te quería mucho, por eso cuando creí que me habías traicio- nado, enloquecí, y decía males de tí. ¡Perdóname... per- dóname, Marianita ! MARIANITA.-Estás perdonada, Juana. JUANA.-¡ Gracias, hermana! Dios te premiará. (SE ABRAZAN LLORANDO). * * * LOCUTOR: Quedó ya muy atrás la impetuosa juventud de Mi" caela Villegas; con 'sus ardientes pasiones que la llevaron al odio y la violencia; a la venganza y la injusticia... Aho· ra, va serena por la última curva de la vida, la bondado- sa ancianidad, grávida de ternuras para la alegre banda- da de nietos que irrumpe en el florido jardín. pa. <ALGARABIA DE l'Jl&OS). NIÑO !9.-¿ Hay huevos? . NIÑO 2Q.-A la otra esquina por ellos. NIÑO 3 9 .--Párate... párate... <CABRERAS. - RISAS). NIÑO P.-Yo tomé la esquina. NIÑO 2Q.-Yo llegué -primero. -NIÑO 3<>.-¡ No!. .. Fuí yo ... Tú siempre h'aces tram- NIÑO !9.-Comencemos de nuevo. TOMASITA.-Yo rio quiero jugar más. MICAELA (Enérgica aún).-¿ Qué trifulca es esa? ¿Por qué peleáis?

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