La Perricholi, t. 2

L A PERRICHOLI 221 · MANUEL.-Sí, terigo que deciros algo que vos no sabéis. MARIANITA.-Sed breve. MANUEL.-Mi único crimen ha sido obedecer a mi madre. MARIANITA.-¿ Y vuestra palabra de caballero? ¿V riestra conciencia de cristiano? ¿Vuestro grari amor?... ¡V uestro gran amor! · MANUELITO.-IVIi deber de caballero, mi concien· cia y mi amor, mi gran amor, aunque no lo creáis, me obligaban a cumplir con vos; empero estando preso, su- friendo toda clase de privaciones, enfermo, sin saber de vos tanto tiempo ... Un día ... MARIANITA.-¿ Qué pasó? Concluid. MANUELITO.-Un día se presentó Margarita en la prisión ... Me habló ... me recordó los días en que le da- ba serenatas, antes ele conoceros a vos ... Lloró... $oy hom- bre, y ... fuí débil... MARIANITA.-Sois hombre para· dejaros dominar por las pasiones. Me parece que debía ser lo contrario: ser hombre para vencer las pasiones. · ·MANUELITO.-Sabéis que hasta los santos han tenido tentaciones y caído en ellas. MARIANITA (Con desprecio).-¿ Es todo lo que teníais que decirme? MANUELITO.-Lo que pasó después lo dispuso mi madre . .MARIANITA.-¡ Ah! ¿Y porque vuestra madre lo quiso firmasteis ese desistimiento cubriéndome de lodo? ¿Y decís que sois . hombre.? MANUELITO.-Nos crían en esa sumisión a los padres ... Y yo no valgo por mí... No me han enseñado a trabajar ... No tengo recursos para poder hacer mi volun- tad. MARIANITA.-Ese es el punto principal: ¡sois un muñeco de alfeñique, no un hombre!

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx