La Perricholi, t. 2

MA .R I A J . A L V A R /1 D O ~~~~~~___;'----~~~~~~~~~~ R ·1 V E '.R A l\tIICAELA.-Tu honra no puede mandarte que te / cases con una mujer desvergonzada, amancebada. l\lIANUELITO.-¡ lVIadre, no insultéis a Mariana! MICAELA.-No me opondría si se tratase de una mujer honesta, aunque fuera pobre; pero hay pruebas de la ma.la vida de esa mµjer. lVIANUELITO.-Calumnias, madre ..· Las gentes cuando ven a una persona pobre en desgracia, son crue· les. Si la supieran con un gran patrimonio no se atreve- rían a dar las declaraciones que han firmado, aunque es- tuvieran persuadidas de su liviandad. MICAELA.-Estás ciego, Manuel. Esa ni.ujer te ha embrujado. MANUELITO.-No, madre, yo la conozco: es ho- nesta; es un ángel. MICAELA.-Creía que te convencerían Jas decla- ,raciones que constan en el proceso. MANUELITO.-Jamás nadie, ni nada podrá con- vencerme de que l\tiariana es una mujer de bajos senti· mientos y vida relajada MICAELA.-Porque la .pasión te ciega, te enloque- ce: cierras los ojos a la verdad probada, que no deja lu- gar a la rnenor duda. Jamás te otorgaré mi permiso pa- ra q.ue te cases con ella. Prefiero verte muerto a que seas su esposo. Y Micaela Villegas nQ se retracta nunca. Adiós, hijo. Que Dios te ilumine. J\\IANUELITO.-Que Dios os guarde, madre. * * * LOCUTOR: He aquí a la atribulada amante ante la reJa de la cárcel. / MARIANITA.-¡ Dejadme ver a don Manuel!. .. · ¡ Un momento solamente!. .. ¡Os lo suplico, sargento, por la salud de vuestra madre!

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx