La Perricholi, t. 2

l90 MARIA J . AL.VARA .DO RIVERA .-~- JORNADA VEINTIOCHO LOCUTOR: . . La noticia de la pns10n de Manuel Amat, y la qué- rella entablada por Marianita, rompió la monotonía de la vida colonial, alborotando a los tranquilos vecinos de la tres veces coronada villa. Los comentarios apasionados, no ~en~an tregua. . · A1 mismo tiempo la casa de Micaela era invadida por sus a·1-+iigas, ansiosas de noticias fidedignas. · - ' . : . . (MURMULLOS>. lVIARGARITA.-Doña Micaela., ¡cuánfo siento lo que os pasa! · · · NIICAELA.~.-Estoy dispuesta a sufrir las . más du- ras pruebas. DOÑA MARIA.-Pero, comadre, que desvergon- zada ·~ ·s esa rnujer. ¡Hasta poner en el recurso que está en cinta! · . MICAELA.--Cree que c.on esa declaración tiene más derecho. ELVIRA.-¡ Ay, qué vergf.enza ! COMADRE GUIDO.-¡ Qué tiempos, ya las muje- res nó tienen re cato ! - DOÑA MARIA.-Y ¿qué · haréis ahora? ¿Tendréis .que dar el consentimiento? · · MICAELA.-¡ Nunca! No voy a declararme venci- da . l?'?f. un .mocoso. Y . una mujerzuela, a los primeros ata· ques. . lYIARGARIT A.·-· ¡:Casarse eón' esa mujer! DOÑA lVIARIA.-Hacéfa bien·, doña Micaela,' rio consintáis 'pór ningún motivo. · · ELVIRA.-¡ ·Qué vergvenza ! COMPADRE GUIDO.-Cuando se desenfrenan las pasiones, todo lo atropellan. MICAELA.-Compadre, cuento con vos para las de- claraciones.

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