La Perricholi, t. 2

188- MARI A J . ALVARADO RIVERA así a Marianita; que haga mi madre lo que quiera de mí, siempre le seré fiel. BARBA.-La pobre niña sentirá gran consuelo en su amargura, cuándo sepa vuestra firmeza. . MANUELITO.-Decidle que vaya donde un letra- do y me entable juicio sobre cumplimiento de esponsales, probando mi compromiso con el documento que le dí el misnio día que nos apresaron. BARBA.-Aquí lo llevo. MANUELITO.-Así la justicia me obligará a cum- plir la palabra empeñada, y mi n'ladre no podrá oponer- se a una disposición judicial. ¿No os parece? · BARBA.-Muy bien muchacho, te devuelvo mi es- timacjón, y me voy corriendo donde Marianita, ql.:le está con _dogal al cuello, sin saber qué determinación tomar, ante la presión de tu madre. MANUELITO.-Decidle que la amo más que nun- ca, que nada ni nadie, me hará faltar al compromiso sa· grado que tengo contraído con, ella de hacerla mi esposa. BARBA.-¡ Qué feliz va a ser con este mensaje! Se lo voy a llevar... Que Dios te guarde y mantenga en tan caballeresca firá1eza ... ¡Ah! me olvidaba. Te mandó Ma- rianita· esto. . MANUELITO·.-¿Dinero? ¡Oh!, no debo aceptar ... ¿No os parece? BARBA~-Sois ya marido y mujer ante Dios, sólo os falta 1a bendición de la iglesia. Sufrirá si rechazas su modesta ofrenda; piensa que estarás sin recursos, y que algunos pesos aliviarían tu situación, en este antro de n11sena. MANUEL (Enternecido).- ¡ Es un ángel! '¿Cómo voy jamás a serle infiel? · BARBA.-Bueno, me voy donde Marianita. * * *

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