La Perricholi, t. 2

186 . M A R 1 A J . ALVARADO RIVERA <ALDABONAZOS,. SARGENTO.-¿ Qué deseáis? BARBA.-Quiero hablar con l\!Ianuel Amat. SARGENTO.-Ya terminaron las vesitas. BARBA.-Don Manuel me hizo un encargo impor• tante, y le traigo la resp1Jesta. Dejadme verle; sólo dos palabras le diré. SARGENTO.-' Es prohibedo, señor, estar vesitando a los detenidos a cada momento. - B ARBA (Persuas.ivo).-Pero, sargento, don Manuel Amat no.es un criminal: sabéis que está detenido por abu- so de autor idad de la madre·, que se opone a que se case con la mu.ier a quien él ama. · SARGENTO.-A mí 110 me competie delucedar el asunto de abusivo de matierna autoredad. Recorra su mercé al juez de la causa. BARBA.-lVIandad por una botella de aguardiente de lea, para echar un trago. (Sonido _de monedas). ¿No os habéi_s enamorado nunca, con alma, vida y corazón? SARGENTO.-Pues sí, qui enamorado estoy, así co- mo. decís: con alma, vida y corazón. BARBA.-Entonces compadeceos .de don Manuel; entre caballeros es ley proteger los grandes atnores. De- jadme entrar, mientras mandáis comprar el aguardiente para brindar por la felicidad de vuestros amores. SAR.GENTO.-¿ Decís que entre caballeros es ley proteger los amores grandes? BARÉA.-Sí, sí, ley de caballeros de los tiempos medioevales. SARGENTO.-¡ Ya! ¡Eso: mi Dios, mi dama, y mi honor!... ¿ No era así? BARBA.-Esa era la divisa de los caballeros: "Mi Dios, mi dama y mi honor". Veo que sois muy instruí- do, y pues tan enterado estáis de las 1eyes de la caballe-' ría, que muy pocos hombres de honor entienden, en Li· ma, s'ólo don Manuel Amat y vos .. ,_

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