La Perricholi, t. 2

L A í>ERRICHOLI .175 NEGRA (Golpecitos en la puerta).-¿ Da licencia, m1 ami ta? DON A MARIA.-Entra, . negra . . NEGRA.-La niña Elvira, mi amita. MARGARITA (Reaccionando).-¡ Esa boba! DOÑA MARIA (Aparte).-También ella ' sufre el mismo mat (Alto) . . Hazla pasar a la sala. Ya vamos nosotras. (A Margarita). Vanios, hija, lávate la cara, ponte una crema y unas flores en el cabello... Y ven pres- to ... Yo voy a entretenerla. · <PASOS). * * * L<JCUTOR: Y tres días después, Micaela se presenta al Alcalde de Corte, y Juez de la provincia, doctor Pardo y Ri- vadeneyra,_ataviada con la elegancia que la distinguía, y extremando 1a gracia que la hacía encantadora, no obs· tante aproximarse ya a los cincuenta años. JUEZ (Muy galante).·-¿Qué sol se entra en este tétrico recinto? MICAELA (Coqueta).-¿ Yo traeros el sol? Si ape- nas soy una triste luna en menguante ... Tenéis muy fina galantería, Señoría. Vengo sí en busc'a de un sol. JUEZ.-¿ De cuál? MICAELA.-Del sol de vuestra justicia. JUEZ.-Y lo encontrará doña 1\1icaela en todo su esplendor, más aún si ha de brillar pq.ra vos. MICAELA.-Es una madre la que os habla, Seño- ría. JUEZ.-Escucho a la madre y rindo homenaje a la dama. MICAELA.-Gracias ... Sabe vuestra Señoría que mi hijo l\/Ianuel, ha huído de mi casa, para ir a vivir en compañía de una mujer de vida deshonesta. JUEZ.-Caso muy frecuente , por desgracia, en 1-a actual juventud sin respeto -- a los padres, ni temor de

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