La Perricholi, t. 2

L A PERRICHOLI 167 tormento por lo acontecido. Sólo sé decirte que mi amor crece con los obstáculos que se le oponen, y con tus su- frimientos y mi dolor. Es más firme que nunca mi pro- pósito dé hacerte mi esposa, y aconsejándome por perso- na de entendimiento y nobleza, te propongo que abando- nes el beaterio y- te vengas a mi lado, porque así la .ley nos ampara para contraer enlace sin el consentimiento de mi madre. Es el único medio, Marianita adorada, de que lleguemos a ser felices. Te ruego de rodillas hagas ese sacrificio más por nuestro amor. ¡Ven conmigo y presto nos casaremos! Te espero esta tarde en la esqui- na de Copacabana, en una calesa. ¿Vendrás? · Sí, hazlo por nuestra felicidad, que sólo de esta manera podemos obtenerla. Te ~spera quien te jura que serás su esposa. Manuel Amat. · MARIANITA.-¡ Dios mío, a qué pruebas me so• ' mete el destino! (En súplica angustiosa). ¡Madre de mi alma, tú que tan virtuosa fuiste, y ves mi tribulación, ' •ilumina mi alma; guía · mi voluntad , indícame la senda que debo seguir. El es un caballe.ro, madr-e mía, le amo, le adoro, y yendo con él, aunque sufra mi reputación por el momento, presto reparará mi honra con el matrimo-- nio y seré feliz ... Si no acudo a su llamado, sufrirá un tiempo... me acusará de fría e ingrata, de desamor, pues no quise sacrificar la honra para llegar a unirnos para. siempre... Y me olvidará. Y su olvido, madre mía, sería para mí la muerte! * * * LOCUTOR: Ocho días .después del santo. MICAELA.-Esto es lo más doloroso que podía pa- sarme. ECHARRI.-Son cosas de la vida, Miquita; no de- bes tomarla por el peor de los lados. /

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