La Perricholi, t. 2

164 MARI A J . AL V AR Á ·Í> o JORNADA VEINTISEIS LOCUTOR: Manuel experimenta el primer dolor de su vida, y aturdido ante el conflicto inesperado, busca .el consuelo y el consejo de la amistad. <GOLPECITOS EN LA PUERTA). TAGLE ~Bosteza).-Pasad. MANUEL.-Buenos días nos dé Dios. T AGLE.-¡ Hola! ¿Qué milagro te trae por mis la- res, cuando ya sólo vives para tu diosa?... M~ alegro .de que hayas venido .; tengo que decirte que cumpli fielmen- te tu encargo: inmediatamente me declaré a las donce- llas, y creo que mis palabras no cayeron en el desierto... Mas, te advierto que .si me entusiasmo por alguna, y su• . po al patíbulo- de1 matrimonio, tú y sólo tú serás el res- ponsable ... Pero, ¿qué tienes? ¿Qué cara es esa de vier- nes · santo? ... Habla, hermano; no te había visto el divi- no rostro... Habla que habla y vistiéndorne, . no me dí cuenta. ¿Qué te pasa? ¿Está enfermo tu ángel? MANUELITO.--Déjate de chanzas, Tagle. Soy muy desgraciado. T AGLE.-Pruebas al canto. MANUELITO.-Revelé a mi madre mi amor por Marianita, y mi deseo de desposarla. TAGLE.-¿Y se opone tu madre? Ya lo sabía yo: las madres nunca encuentran consorte digno para sus re- toños. MANUELITO.-Se ha indignado cot}tra Mariani- ta... la ofendió... la despidió de la casa. TAGLE.-¿ Y dónde está l\tfarianita ahora? MANUELITO.-Ha vuelto al beaterio de Copa• cabana~

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