La Perricholi, t. 2

t. A PERRICHOLÍ MANUELITO.-Pa.ra darte... <SUENA UN BESO). l\IIARIANIT A.-¡ Oh, 11anuel, qué imprudencia! MANUELITO.-Ardo en deseos de que todo. el mundo sepa que te amo y que serás mi esposa. MARIANITA.-¡ Qué feliz me hacéis, Manuel! MANUELITO.-Dame un beso. MARIANIT A.-¡ No ... ahora no ... idos!. .. Van a no- tar vuestra ausencia. MANUELITO.-No viene nadie: dame un beso, pa- ra 1nne. MARIANITA.-Sois un tirano. MANUELITO:-Por eso: dame un beso. (Suena un beso). Ahora, si me voy. MARIANITA.-¡ Cuidado con serme infiel! MANUELITO.-No sabes como te llevo en el co• razón, en el alma, en los ojos, que no me dejas gusto pa- ra mirar a ninguna otra mujer. _ MARIANITA.-Corresponcliclo estáis, pues yo no os cambiaría ni por el Rey ele España. MANUELITO.-Viene alguien ... Me e·scapo por esa puerta... * * * LOCUTOR: Tagle, como buen amigo, no olvida el encargo de Manuel. TAGLE.-No toméis mis palabras como un mero galanteo de ocasión. 11argarita~ tiempo hace que ansia- ba el momento de poderos decir cuánto os amo. MARGARITA (Traviesa) .-Si me habéis visto tan_, ~ tas veces; hemos hablado y jamás me dijisteis: "Tienes los ojos negros". T AGLE.-Porque sabía que acarici~bais un sueño" y temía que por ese sueño, rechazaseis la realidad de mi pasión.

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