La Perricholi, t. 2

154 MARI A J . ALVARADO RIVERA • · MARGARITA.-. ¿Y me lo preguntáis?... ¡Me te- néis ofendida! · MANUELITO.-¡ Perdonadme, doña Margarita! - MARGARITA.-¡ Jesús, qué tratamiento: doña Margarita! · MANUELITO.-¡ Como estáis tan enojada!... MARGARITA.-¿ Y con esa ceremonia pensáis des- agraviarme? MANUELITO.-Soy tan culpable que ... verdadera- mente no sé, como pediros me perdonéis . .MAR0ARITA.-Decidme: ¿por qué os habéis reti· rado de mi casa? MANUELITO.-Pero, si no me he retirado ... Es que- estoy muy ocupado. MARGARITA.--¿ Ocupado? ¡Oh, no empleéis tal pretexto! :MANUELITO.-Ya veréis como voy a ir otra vez hasta molestaros ... Hasta que me pongáis en la calle. MARGARITA (Con amargura) .-Eludís con chan- zas la explicación que me debéis. TAGLE.--También soy hijo de Dios, y reclamo mi parte de paraíso. JVIANUELITO (Aparte).-¡ En qué oportunidad lle- ga! (Alto). ¿Y quién te la usurpa, amigo? Soy incapaz de despojar a nadie. Así, pues, ahí tienes el paraíso... ¡Ah!, pero como tú mismo dices que tu derecho es sobre una parte no más, espero que no te adueñes de todo. Regre- saré por lo que me to.ca. .. (En voz baja). Enamórala, her- mano. ¡Te lo ruego! * * * ELVIRA (Tímida) .-Manuelito, venid para acá. MANUELITO.-¿ Me llamabais? ELVIRA.-Sí, os llamé... ya que vos no os acordáis de acercaros a mí.

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