La Perricholi, t. 2

( MARI A J. ~ AtV · ARAÍlO itIVERA PRIMA.-¿ Cómo sigue la ·niña? . MARIANITA.-Parece que está muy malita. Ve..: la qué pálida. ·Ve como abr·e ahora. los . .ojitos. ¡.Pobre ángel inocente! ¡Cruel va a ser su vida sm padre, y con· una madre tan pobre! PRIMA.-Mejor sería que r·egresara al cielo. ¿Ver- dad? ¿Lo preferirías, Marianita? MARIANITA.-Por mí no; yo enc9ntraría consue- lo en su cariño, en sti compañía; pero ellá, pol:)récita, lle- varía una vida de miseria y . vergi:.'e.nza. . PRIMA (Con vehemen'c~a).-¡ Dame a . la niña Ma- rianita ! MARIAN'ITA.-¡ No; déjarne tenerla! PRIMA.-Estás dérnacrada; duerme un r,ato. Da- ~e a la niña. · . MARIANITA.-¡ Dios mío! ... ¡-Mírala!... ¡Mírala..!... ¡Se 'inuere ... · se !nuere mi ·hija! PRIMA.-Pámela... dámela, pnma. No la veas. ¡Virgen Santa, cuánto dolor! ..MARIANIT A.-(Llora). . PR~JYf A.-Regresa al cielo ~l . angelito. .No sufrirá m'is~riá y dolor. Consuélete .esta ·idea, prima, de que aqá es fel.iz. · · · * * * <FONDO MUSICAL). <SE ASIERRA MADERA). ANTONIO.-No me ofenda, doña Marianita, no me o-fenda, con esos escrúpulos, que aunque zambo car- pintero, sé deberes de buena crianza, de cortesía y hospi- talidad. ' lVIARIANITA.-Bien probado lo tengo, ño Anto· ·nio, que soi s más caballero que .muchos de los que se jac- tan de tener sangre azul. . ANTONIO (Ríe).-Coloraa. la . tienen los blancos, lo · mesmo que la tenei11os la gente del pelo; coloraa, lo mesmo que la del toro, y que la del caballo.

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