La Perricholi, t. 2

~·· 140 MARIA · J. ALVARADO RIVERA MARIANITA.-¡ Infame! ¡Infame!. .. JUANA.-¿ Cómo?... ¿Habíais estado escuchando? MARIANITA.-Sin querer lo he oído todó, .Juana... tu marido es un criminal... ALVAREZ.-Eso faltaba: que me acusara después de sus desvergonzadas provocaciones. · · MARIANITA.-¡ :Miserable! ¡Miserable, un crimen · tras otro! JUANA.-¿ Este es tu agradecimiento a haberte abiertq las puertas de mi casa, para amparar tu orfandad? MARIANITA.-Yo no he cometido ninguna falta contra ,tí, te lo juro... Ha sido el infame. JUAN1)..-Basta, basta... vete de mi casa, hipócrita... ·desver.gonzada.;. * * * · LOCUTOR: Marianita acude en demanda de amparo al Beaterio de Copacabana. MARIANITA.-Reverenda madre, n-ecesito de vues- tra bondad un gran favor. SUPERIORA.-Hablad, hijita, ya sabéis la amistad que ha unido a nuestras familias. MARIANITA.-Sí, recuerdo esa noble amistad que se viene cultivando desde nuestros bisabuelos, y en nom• bre de ella; es qué me animo a imploraros vuestra ayuda en el trance en 'que me encuentro.· SUPERIORA.-Explicaos, hija mía, en la seguridad de que seréis atendida. MARIAN·ITA.-'Quiero venirme a vivir a esta san- ta casa, Reverenda madre; .permitidme esta· dicha. · SUPERIORA.- . ¿Eso es todo, hijita? l\f ARIANITA.-Sí, madre, eso ·es todo; pero necesi- to ·que sea lo más pronto... ¡en este rriismo momento! SUPERIORA.-Será como deseáis, hijita. Voy a

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx