La Perricholi, t. 2

138 MAR 1 A J . ALVARADO RIVERA LOCUTOR: Y en casa de Alvarez, en lugar de protección, la in... feliz huérfana fué víctima de la mayor infamia... ALVAREZ (Voz baja).-Marianita... lVIarianita... MARIANITA (Alarmada).-¡ Cómo! ¿Estáis aquí? ALVAREZ.-He venido para hablarte. MARIANITA.-¿Y Juana? ... ¿Ha venido con vos? ALVAREZ.-No, Juana se quedó en el santo. No vendrá hasta mañana ... Yo hice una escapada porque ne- cesito hablarte. MARIANITA.-No comprendo... No estando Juana aquí. ALVAREZ.-Por eso mismo que no está,. he apro- vechado que puedo verte a solas. MARIANITA.-Os ruego que os retiréis ... Si tenéis algo que decirme, hacedlo mañana, en presencia de vues- tra esposa. ALVAREZ.-Vamos, no te hagas la inocente, por mucho que lo seas, debes cqmprender, por este paso que doy, que estoy enamorado de tí. MARIANITA.-Retiraos ... retiraos, mal caballero... No quiero oíros. ALVAREZ.-Tendrás que oirme y que ser mía, por- que lo quiero. _ MARIANITA.--¿ Así correspondéis a la confianza que mi padre ha depositado en vos? Salid. ALVAREZ.-No seas cruel, correspóndeme; te que· rré siempre, te pondré una casa rica; tendrás esclavos; serás mi reina. Dame un beso., Mf\RIANITA.-No os acerquéis. ¡Dejadme!. .. ¡De- jadme! (LUCHA). J\IARIANITA.-(Dá un grito espant~so). (LOS PERROS LADRÁN CON FURIA. LUEGO AULLAN TRISTEMENTE). * * *

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx