La Perricholi, t. 2

• 134 MARI A J . ALVARADO RIVERA MARIANITA.-No, don Manuel. No es humildad, soy indigna de vos. MANUELITO.-¿ Por qué? Hablad, por piedad. ¡Me estáis matando ... J\1arianita ! ¿Qué secreto me ocul- táis? MARIANITA.-No fuí culpable... Os lo juro... por la salvación del alma de mi madre. MANUELITO (Sombrío y severo).-Marianita, os pido una explicación de vuestras palabras, os la exijo... Creo que tengo derecho. · MARIANITA.-No puedo... No puedo. MANUELITO.·-Amandoos como os amo; habién... dome hecho creer vos que me correspondéis; siendo mi intención haceros mi esposa, tengo derecho a exigiros aclaréis este misterio. MARIANITA.-Sí, tenéis derecho... Debéis saber... lo (Voz velada) ... Dios mío ... Madre de mi alma, tú que ves mi inocencia desde el cielo, dame valor. MANUELITO.-'I'ranquilizaos, pensad que os amo sobre todas las cosas; que me habéis transformado. MARIANITA.-Sí, es alentada por ese gran amor que me profesáis, y por vuestra caballerosidad, que os voy a revelar el secreto doloroso de mi vida. JORNADA VEINTICUATRO ----r:i· _...- .. ~ ... ~~·:• ;, .. ~·:~ ~ . ~ ;; ~~ ' ~ '.. ~>:: ~~~!.~;:;:~ \ LOCUTOR: Marianita con voz velada por el dolor, comienza el relato de su vida que ofreciera al bien amado. MARIANITA.-Nací el 1nismo día que vuestro pa- dre entregara el mando a su sucesor, el 17 de octubre de 1776. Crecí al calor de la gran ternura de mi madre. Aun me parece oir las canciones con que me hacía dor- mir.

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