La Perricholi, t. 2

120 MARI A J . ALVARADO RIVERA que estará harta de sermones ... Servíos, Marianita, este pastel. MARIANITA.-Gracias. MANUELITO.-¿ Un vasito de chicha? MARIANITA.-¡ Si sois tan amable! MICAELA.-Manuel, cuéntanos algo. No estés tan callado. MANUELITO.-Os escuchaba, madre. MICAELA.-Pues ahora tú hablarás y nosotras te escucharemos . 1VIANUELITO.-Pues voy a contaros una historia de los primeros años de la ConquistaA * * * LOCUTOR: Las sombras invaden la gran cásona de la Alameda Vieja, poniendo hálito de misterio en las amplias gale- rías. En el silencio que ha apagado todas las voces y rui· dos, sólo la canción monocorde de los grillos, da una no- ta de vida. Marianita vela. En su mente turbada vuelven a .pa- sar como por una pantalla é:le cinematógrafo, todas las escenas del díá, y musita dulcemente: · 1 Me parece mentira estar en su casa... Haber comido con él y con su madre... Esto es milagroso ... Un cuento de encantamiento... <SUAVE RUIDO EN LA PUERTA). MARIANITA.-Me parece que algún animal an- da por la puerta.;. He oído un ruido .... Otra vez... Parece un gato que arañara la madera... MANUELITO (Voz opaca).-Marianita... MARIANITA.-¡ Dios mío! ¡ Es él!... ¡Está ahí!. .. Q , . d . ' ¡ ue 1mpru enc1a .... MANUELITO.-Marianita, abrid.

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