La Perricholi, t. 2

118 MARI A J . ALVARADO RIVERA SUPERIORA.-Doña Micaela Villegas . . Si os pla- ce la casa, venid. MARIANITA.-Sí, Reverencia, vamos.. <PASOS J. SUPERIORA.--No penséis en ningún caso, que yo quiera que salgáis de la casa. Tratad como a vos os con- venga. Si queréis dormir aquí; si deseáis ir sólo por unos días ... Como os sea más cómodo. Esta cas,a siem- pre es vuestra. MARIANITA.-Gracias, Reverenda: mi gratitud por vuestras bondades, será eterna. SUPERIORA.-Aquí tenéis a doña Micaela. l\!IARIANITA.-Dios os guarde, señora. l\1ICAELA.-Y a vos también, niña. SUPERIORA.-Esta niña es Marianita ·Vergara y Leiva, que desea trabajar. Es hija de un comerciante es- pañol, y aunque antes no carecía de nada al ·lado de su padre, por afición, cosía lindas sayas a su prima doña Inés de Guevara. MICAELA (Con admiración).-¿ Las sayas de do· fía Inés son cosidas por vos? Entonces sois una maravi- lla, y linda de paso... JVIe la llevo... me la llevo, Reveren- da madre,, sí me lo permitís. SUPERIORA.-¿ Queréis que vaya a vivir en vues- tra casa? MICAELA.-Será más conveniente para ella evi- tarse andanzas por la calle. ¿Verdad, hijita? MARIANITA.-Como gustéis, señora . MICAELA.-Pues ni una palabra más. Estaréis bien alojada en mi casa y os _trataré como a una hija .. ¿ Iréis hoy mismo? MARIANITA.-Mañana por la mañana, señora, si me dais permiso. Tengo que arreglar algunos tr?-pitos. MICAELA.-Bien ;' mañana temprano, mandaré qn esclavo para que lleve vuestras prendas. * * *

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