La Perricholi, t. 2

8 M. A . R I A J ' Al.VARADO RIVERA ·· ocultando su odioJ atacan ahora .a la mujer que la adora- ción del Virrey levantó sobre la nobleza de secular es- tirpe. · , Un pregonero fué mandado a gritarle ante su venta- na unas coplas burlonas, tit~tladas: "Lamentos y suspi· ros de la Perricholi, por la auserrcia de su amante, el se- ñor don Manuel Amat, a los reinos de España". · Otro día, un amigo oficioso, le .lleva un opúsculo in- jurioso:, "-Dramá de los palangánas'l, •tiene. por título, y en él se ·lnculpa a ·Amat de especulaciones indecotosas, de fraudes, de negocios. con. los empleos públicos, vendién- dolos en elevadas sumas. En cuanto a los amores del Virrey, el autor anóni- mo del libreto llegaba a acusarlo de envenenamiento de un amante de Micaela, y a ella la hacía descender al úl- timo grado del libertinaje. No se le ocultó quien ·había escrito aquellas nefan- das recriminaciones: provenían de la aristocracia, que dobló ante ella, reverente, el espinazo, solicitando su fa- vor, cuando disfrutaba del poder. Sintió un profundo desprecio por la nob~eza y se irguió orgullosa de ser mes- tiza. · · · Del fango en que se pretendía hundirla, reivindica- ría su dignidad ,ultrajada, y daría, con su vida honesta, un irrefutable mentís a sus detractores. Contando ?Ólo veintiocho años, su belleza y gracia se ostentaban en la plenitud de un encanto irresistible. . Despreció a los condesitos que le daban serenatas; y entregó su apasionada ternura a un hombre de su clase, de su profesión, a Vicente Fermín Echarri, mozo de bue- na presencia, elegante, trabajador, honrado y que la ama- ba sinceramente. * * *

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