La Perricholi, t. 2

t A PERRICHót.1 Hl ~:'f'l'C..!f·· '<, MANUELITO (Bebe).-¡ Está riquísima! Nuestro vmo peruano. r · ECHARRI.-Bien dicho: nuestro vino peruano) que alimenta y embriaga menos que el de uva. <UM SILENCIO). MANUELITO (Festivo). - Nos hemos quedado meditando en la inmortalidad del alma. MICAELA.--Estoy disgustada por no tener costtt~ rera que me haga una saya nueva, para el día del recibi- miento del Virrey. ECHARRI.-¿ Sigue enferma Camila? MICAELA.-Sí, parece que está afectada del pul· món. MANUELITO.-Entonces no hay esperanza de que mejore, y pueda coseros la saya. . MICAELA.-No, de ningún moqo podría coser, ni yo lo consentiría. No quiero tener ese cargo de concien- cia. ECHARRI.-Y la fiesta la tenemos encima. l\!IICAELA.-¿ Qué noticias tienes tú, Manuel? ¿Siempre se recibe al Virrey el 5 ele junio? lVIANUELITO.-Sí, madre, la recepción solemne que le hace la ciudad de Lima al Virrey, será el 5 de jtt- n10. MICAELA.-Ya veis, y estamos a 19 de mayo ... ECHARRI.-Tu comadre doña Carmen Guido, ¿no te cedería su costurera? ' MICAELA.-No, por Dios, no me nombres a esa costurera. Es muy adefesiera. MANUELITO.-Se me ocurre una idea: ¿por qué no le pedís una costurera a la reverenda madre Superiora de Copacabana? _ MICAELA.-¿ A la Superiora de Copacabana? MANUELITO.-Sí, ma~lre, entre las recogidas que hay en el beaterio, quizá alguna sepa coser a vuestro gusto.

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