La Perricholi, t. 2

.'-:......r· ·. ·-~···~ L A PERRICHOLI JORNADA VEINTIDOS LOCUTOR: 103 Ocho días después de la última escena de la jorna- da anterior, la madre consciente hace un llamamiento a la razón y a la dignidad del hijo. MICAELA.-Ven, Manuel. Siéntate aquí a mi la- do; quiero platicar contigo. MANUELITO.-Sí, madre mía, yo también deseo hablaros; p~ro siento mucha vergf.;enza. MICAELA.-¿ Sientes vergüenza? MANUELITO.-Sí, madre ... ¡No me atrevo m a miraros! MICAELA.--Me devuelves la esperanza, pues tu vergüenza me revela que aún es posible la enmienda. MANUELITO.--Sí, madre. Os juro que no volve- ré a excederme así... Me contendré a tiempo. MICAELA.-Es que no debes poner jamás los pies en esas casas, ni tomar una copa. MANUELITO.--¿ Abs.tinencia con1pleta me impo- néis? Soy mozo, madre. El mal está en el exceso. MICAELA.-Sí, son sentencias engañosas que in· ventan los hombres para satisfacer sus apetitos ... Las co .... nozco: "Pecadillos veniales"... dicen. "Una vez al año no hace daño"... "El hombre nada pierde" ... Sofismas, hijo, sofismas, para dar rienda suelta a las pasiones. MANUELITO.-Pero cuidando de ·no excederse... MICAELA.-Es que comenzando a beber, la tem- planza es imposible, hijo ... La exigencia de los amigos; el propio deseo a vivado con los primeros tragos, lleva al -exceso de la bebida que desenfrena las pasiones ... MANUELITO.-Decís verdad, madre. MICAELA.-Sí, hijo, y yo no quiero que caigas más bajo que los animales que no tienen razón. ¡Yo quiero que seas un hombre que tenga honra aquí en la tierra, y gloria en la eternidad!

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