La Perricholi, t. 2

100 MARIA J. · ALVARADO RIVERA JULIA.-¿ Estaba yo. también, mi n1arqué? MANUELITO.-No: no había zambas (ríe). Eran blancas zagalas. (A Tagle con reserva). Tagle, ¿sabes quiénes eran? T AGLE.-¿ Quiénes? MANUELITO.-Elvira y Margarita... Se reprodu- cían de una manera extraña a cada vuelta que daban, desprendiéndose ·de sus cuerpos, otras pastoras, que eran ellas mismas. ~ TEODORA.-La comida, mis amos. Que está, .co- n10 pal 111esmo Virrey. T AGLE.-Ve a prepararlo todo, ya vamos nosotros. ROSARIO (Con grandes gritos).-¡Ay, qué cara tiene mi señó ! Paece jué. MANUELITO.-Idos por delante... ya vamos nos- otros. JULIA.-Vaya, pue, que nos botan lo reye ... Son ~o amo, nosotra las esclava ... V amo. <PASOS J. * * * TAGLE.-Es el tercer día que estamos en este in- fierno ... ¿Cuándo salimos de él? MANUELITO.-¡ Yo no saliera nunca!... ¿Con qué cara voy a presentarme a mi madre? TAGLE (Ríe).-Con la que te dió ella misma: tu madre ... Déjate de melindres de damisela. Esta noche nos vamos. MANUELITO.-Así dices todos los días, y des· pués que nos levantamos de la m·esa, ya no podemos sa- lir de este antro. TEODORA.-Vení, reye de España. JULIA.-Vení, mi marqué. ROSARIO.-Vení, mi dueño y señó. • .lf. •

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