Una llave, un mar, un puente : el impacto de la selección de libros en la formación de lectores
91 de la cultura, porque viene a decirnos acerca de nosotros de un modo que aún no pueden decir las ciencias ni las estadísticas. Un relato es un via- je que nos remite al territorio de otro o de otros, una manera de expandir los límites de nuestra ex- periencia, accediendo a un fragmento de mundo que no es el nuestro. Refleja una necesidad muy humana de no contentarnos con vivir una sola vida y por eso el deseo de suspender cada tanto el monocorde transcurso de la propia existencia para acceder a otras vidas y mundos posibles, lo que produce por una parte cierto descanso ante la fatiga de vivir y por la otra el acceso a sutiles aspec- tos de lo humano que tal vez hasta entonces nos habían sido ajenos. Así, las ficciones que leemos son construcción de mundos, instalación de «otro tiempo» y de «otro espacio» en «este tiempo y este espacio» en que vivimos. Un relato de ficción es por lo tanto un artificio, algo por su misma esen- cia liberado de su condición utilitaria, un texto en el que las palabras hacen otra cosa, han dejado de ser funcionales, como han dejado de serlo los ges- tos en el teatro, las imágenes en el cine, los sonidos en la música, para buscar a través de esa construc- ción algo que no existía, un objeto autónomo que se agrega a lo real. La ficción, cuya virtualidad es la vida, es un artificio cuya lectura o escucha inte- rrumpe nuestras vidas y nos obliga a percibir otras vidas que ya han sido, que son pasado, puesto que se narran. Palabra que llega por lo que dice, pero
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